PRESENTACIÓN

PRESENTACIÓN
Correr hacia el entramado subrepticio y ahondar. Urdir en la caladura profunda de las ventanas, coronar los tejados, conquistar las cornisas y diletar en los asfaltos. Entregar, ceder las vísceras, los sentidos y andar en auto, gemir en auto, chorrear intestinas causas motoras hacia un mismo lecho y no frenar. Mirar los rostros, el trazo, el vértice y desfigurar ubicuas las curvas. Inspirar el hedor, el solitario laberinto, el silencio fétido y los alcantarillados. Brotar en un río de estiércol, ungir de mierda las veredas y descreer de los zapatos. Marchar al cruce aglomerado y repentino de las esquinas y aguardar… amarillo… verde… la noche.

CONTENIDO POR TEMA

La alegoría del hombre de letras


La fresa se cierra y la tinta corre en su jugoso escurrir de ideas:
- ¿A quién diablos le interesa lo que esta escrito? Sin embargo ¡Ay de mí! Debo terminar esto a tiempo. ¿Cuánto habrá pasado ya? Sin ventanas, ni días. Y cada vez que creo terminar, nuevamente hay más. Pero rápido, el mensaje ha de comunicarse y todos han de saber.
Se abre la puerta y entra el pequeñísimo hombre con giba. Desde sus dientes pútridos y hediondos, se mueve su reseca y áspera lengua guturando palabras al Imprentero. 
-  Rápido, rápido, no hay tiempo que perder, el mensaje Imprentero, el mensaje debe ser dado.
-  ¿Qué día es hoy Verdugo?
-  Uno glorioso, hoy todos sabrán de ti, del esfuerzo que has hecho para dar tu mensaje Imprentero.
-  No tengo nada que decir Verdugo, déjame ver si es de día o de noche ¿Cuánto ha pasado desde tu última visita Verdugo? ¿Acaso unos días?
-  Se acaba el tiempo, no te entretendré más Imprentero, vuelve a tu labor, el mensaje Imprentero, el mensaje es lo importante.
 Dicho esto, da la vuelta con reptíleos movimiento y se marcha.
- El mensaje, siempre es el mensaje lo que importa, el yugo me persigue, hay que imprimir...
Del montículo inacabable de papeles se graba en tinta de oscuro color:

 “Tras muchísimos años de execrable labor, el Imprentero cesó su tarea de trascendente relevancia”
 
-  ¿Cuánto habrá pasado ya? El mensaje, es importante el mensaje.
Los montones de hojas, que en pilas se agolpan, no acaban nunca. El Imprentero rezonga su suerte de interminables años ¿Mas cuantos son muchísimos años en un infinito motón de hojas? Entonces, se abre la puerta y un pequeño y ruin hombrecito de voz inmunda gruñe la réplica obligada:
-  Rápido, rápido, no hay tiempo que perder, el mensaje Imprentero, el mensaje debe ser dado.
-  Dime Verdugo, que día es hoy, dime... ¿Acaso está próximo el día en que termine mi tarea?
-  Uno glorioso Imprentero, todos se están enterando de tu esfuerzo ¿Qué esperas? Rápido, rápido.
-   Ya no más Verdugo, ya es tiempo lo sé, ya no más, hoy ceso y es todo.
El aborrecible y repulsivo hombrecillo esboza la más ominosa sonrisa y, en galantes modos, le señala la puerta entre abierta.
-  Pero claro, claro Imprentero, quinientos años, mil, un millón, todo, todo el tiempo del infinito en una frase escrita. Marcha, marcha Imprentero, que el mensaje va contigo.
La luz del sol lo ciega un momento, luego el azul cielo, el verde prado y las casillas de su pueblo.
- Al fin en casa, después de tanto el Verdugo me ha librado.
Nada parece haber cambiado, todo cuanto él recuerda  sigue siendo como lo era la última vez. Entonces, su mujer y sus hijos:
-  He terminado mi labor Mujer, el Verdugo me ha dicho que el mensaje esta llegando a destino. Tantos años, tantos y todo igual.
- ¿Qué dices Hombre? ¿Tantos años de qué?
- Tantos años de labor y aún tu aquí.
- Hace un instante te has ido y ahora vuelves con pregones y papeles.
El Hombre retoma el papel de fragante tinta y lee:

“Todo el tiempo del infinito en una frase escrita o ningún tiempo, dice el inmundo hombrecillo. Para ti Imprentero, que escrito bien estas, el tiempo es todo, o el tiempo es nada.  El azul cielo, el verde prado y las casillas de tu pueblo, todo, todo para ti Imprentero, sólo eso será tu mundo por una eternidad impresa. ¿A quién le puede interesar lo escrito? El mensaje, el mensaje ha sido dado, pero hay más, eso es seguro. Debo encontrar al nuevo Imprentero. Rápido, rápido... hoy es un día glorioso”

FIN

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